Le dije que a cinco cuadras de su casa existía un conjunto de viviendas tan atípico que no entendía como nunca me lo había mencionado. Ah, si, el Simon Bolívar.
Este lugar tiene algo.... Y pasan los años y aun no tiene rejas. Los jardines siguen siendo publicos. Debe tener sus quilombos, pero es como la realizacion de la vivienda colectiva.
Somos todos amantes de la convivencia, pero, si es necesario, mataremos para defenderla...
Como sea, su espíritu de autodefensa tuvo más éxito que en los monobloques de Constitución y Pozos, donde debieron poner rejas para impedir el acceso de los transeúntes -en general, borrachos y drogones, cuando no linyeras que pretendían acampar allí- al parque que hay en el centro de la manzana. Siempre me pareció ridículo que para acceder al parque los vecinos debían salir a la calle. En cambio, cualquier transeúnte podía pasar al parque y, digamos, echarse un meo junto a las ventanas de la planta baja que da al parque.
A mí esas columnas del Simón Bolívar me parecen asfixiantes. Y la sarasa de lo colectivo me rompe la paciencia un poco bastante. Quiero privacidad, intimidad, y no la exposición obligada de esta mole, que parece aún mayor que las de otros edificios. Lo único bueno es que no tienen balcones (muerte a los balcones; más bien, muerte a quienes usan el balcón como extensión de su living y fuman, charlan, hablanr por celular, escuchan música, cogen, etc., en el balcón, a dos metros y una parecita finita de tu (¡mi!) living.
3 comentarios:
Este lugar tiene algo....
Y pasan los años y aun no tiene rejas. Los jardines siguen siendo publicos. Debe tener sus quilombos, pero es como la realizacion de la vivienda colectiva.
Y mas vale, entra adentro, el que entra a robar, muere. Sabelo.
Somos todos amantes de la convivencia, pero, si es necesario, mataremos para defenderla...
Como sea, su espíritu de autodefensa tuvo más éxito que en los monobloques de Constitución y Pozos, donde debieron poner rejas para impedir el acceso de los transeúntes -en general, borrachos y drogones, cuando no linyeras que pretendían acampar allí- al parque que hay en el centro de la manzana.
Siempre me pareció ridículo que para acceder al parque los vecinos debían salir a la calle. En cambio, cualquier transeúnte podía pasar al parque y, digamos, echarse un meo junto a las ventanas de la planta baja que da al parque.
A mí esas columnas del Simón Bolívar me parecen asfixiantes.
Y la sarasa de lo colectivo me rompe la paciencia un poco bastante. Quiero privacidad, intimidad, y no la exposición obligada de esta mole, que parece aún mayor que las de otros edificios.
Lo único bueno es que no tienen balcones (muerte a los balcones; más bien, muerte a quienes usan el balcón como extensión de su living y fuman, charlan, hablanr por celular, escuchan música, cogen, etc., en el balcón, a dos metros y una parecita finita de tu (¡mi!) living.
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